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B E L L A

Figura escuálida, ¡mirad de aquella!.
Arrugada, encorvada, muda y desdentada;
ya no es, la más hermosa doncella
que al macho, - aún sin querer -, enamoraba.
Era tan..., pero tan hermosa,
que la luna ruborosa, de pena se ocultaba,
marchita era hasta la más linda rosa,
y el sol, ante el brillo de sus ojos, declinaba.
De sus labios grana, amor brotaba,
al vino en copa cristalina
con sus cálidos suspiros embriagaba,
y prisma fue, su mirada diamantina.
De su cuerpo, ¡Ni hablar!, amigo mío.
El trazo de sus líneas, ¡jamás será copiado!,
no habrá pincel alguno con todo ese dominio,
y menos el artista, que esté tan inspirado.
¡Perdón, señora mía!, permítame su brazo,
quisiera yo ayudarla, a no ser atropellada,
entiendo que a su edad..., - en el ocaso -,
no sienta los peligros, por su juventud mellada.
Gracias caballero, al apiadarse de ese modo,
brazos sobraban...al estar en primavera, ¡era estrella!.
Lo sé...,Madre querida. Pero a pesar de todo,
de corazón y alma, seguiras siendo la más bella.

Guillermo Cano Botero
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