<TABLE border="20" bgcolor="darkblue" width="100%"><TD><FONT size="4" color="white"><CENTER>


Hoy por fin me animé a ir a tu casa
tenía un miedo tremendo
de no saber lo que había adentro.
Llegué y me presenté...
la puerta la abrió un ser completamente verde
¡vaya! me dije...¡que mala suerte!
Pero no me impidió la entrada
al contrario me dijo
pasa...estás en tu casa.
Entre con paso vacilante
y fui recorriendo sala por sala
encontrándome diferentes caras.
Pregunté por ti...
me dijeron no está
desde temprano salió a pescar.
De todas maneras me quedé
y hasta con algunos habitantes platiqué
muy corteses en su respuestas... ni me quejé.
Me fui adentrando en tu vida
y hasta te descubrí alguna que otra mentira
nada de importancia...dadas las circunstancias.
Vi que tenías muchos libros,
que eras el encargado de mantenerlos
y que según eso...eras un experto.
Tomé algunos de tu autoría
dejé en uno mi firma
solo para que supieras que habías tenido visita.
Era tu casa muy parecida a la mía
pero algo en ella había
porque no encontré alegría.
Me pongo a reflexionar
y me es dado a hacerlo
que conforme crezco...voy aprendiendo.
A veces...no digo que muchas,
creo que caigo al vacío
pero tengo fuerzas suficientes para no caer en hastío.
Hoy sentí que me pasó eso
me gustó mucho ir a tu encuentro
pero comprobé que somos diferentes en muchos aspectos.
El hombre verde me mostró un gran espejo,
me indicó de buena manera la salida
y yo feliz...emprendí el ansiado regreso.
Y heme aquí tan tranquila
disfrutando de una buena bebida
irme de farra resultó... una buena medida.
Avellaneda/Agosto/2003
</CENTER></FONT></TABLE>