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POR FIN
Amaneció por fin,
interminable noche de insomnio
donde la negrura de la noche
me hacía concebir
mil formas de escape.
¿Qué me has dado?
¿Qué poder tan misterioso ejerces sobre mí
que solo tengo pensamientos para ti?
Eres mi pena de amor contrariado.
Vuelco mis ansias
en la soledad de mi cama
en el parpadeo continuo
de mi piel sin calma.
¿Hasta cuándo?
Si solo sobrevivo,
si levito en el tumulto imperioso que reclama,
que aprisiona, que me acaba.
Solo tengo ojos para verte,
solo tengo oídos para oírte,
solo tengo manos para escribirte,
solo tengo mente para imaginarte.
Tendida en reposo
alcanzo a ver tu mar,
ese mar que me alcanza
en mi rutina cotidiana.
Porque a pesar de que estás
a miles de kilómetros de distancia
alcanzo a escuchar
el suave murmullo de las olas
y hasta el chillar de tus gaviotas.
Esta noche te estaré esperando de nuevo
con la ventana abierta de par en par,
para que como suave brisa penetres
hasta dónde tu quieras llegar.
Avellaneda/Abril/2003
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