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"Un bohemio en tu memoria"
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Ágiles y despiertos como aves que se espantan,
son la puerta a un nuevo mundo, el porvenir de mis manos,
sentimientos que son alas, contra la vida seguros,
me llevan sin esperar cruzando mares y muros.
Mi poesía y canción se irán volando en el tiempo,
un corazón que se ha abierto al romper de fuertes olas,
a la belleza innombrable de alguna tierna amapola,
el idioma que ahora nace para llenar el momento.
Una gaviota enjaulada, con plumaje que me encanta,
digna de libertad la han comprado en la rebaja,
los ciegos que son amantes del oro negro y veneno,
contaminando la senda de un amor que es verdadero.
Me comparo con el dueño de un corazón prisionero,
atado a un sueño que yace bajo la arena o la cal,
un pintor de lienzo oculto con una dama en su mente,
luciérnaga que en la noche se confunde con lucero.
Un navío es mi esperanza, de timonel su bohemio,
camino ahora descalzo sobre la arena del mar,
el cielo ha sido cobijo para mi pena y tristeza,
el acaso no me espera, he aprendido a caminar.
En la maleza y el río se inspira siempre el poeta,
su canción deja de ser de infantiles compañía,
triviales fueron entonces, hoy se vuelven melodía,
lo veo fiel y compuesto, un hombre al fin en su día.
Si pudiera despertar lo que hay dormido en tu pecho,
si pudiera hacer volar las palomas de tu alma,
encontraría en tus ojos la belleza que se esconde,
un manojo de universos prestos para empezar.
Pero el tiempo extraño amigo de los sueños del poeta,
el campanero incesante que va llevándose todo,
ese que te derriba y al mismo tiempo levanta,
a mi canción y mi verso no le quita ni un suspiro.
Soy guardián de aquellas cosas que algún día aprenderás,
soy escudo en el invierno contra nieve y tempestad,
soy bohemio y soy señor engalanado en un verso,
soy un hombre en el camino del amor y la verdad.
Tú corazón late ahora con un ritmo diferente,
algún día sentirás la dicha que estoy sintiendo,
tal vez la sientes ahora, pero yo no te conozco,
deja tu luz brillar hará bien entre la gente.
Tu fiel poeta de antaño alguna tarde verás,
su corazón como siempre buscando frases sencillas,
en las ardillas y bosques buscando su inspiración,
en la ciudad y en los prados, en su deber al amor.
El bohemio que llegó con el amor en el alma,
con su guitarra y risueño ante un camino de espinas,
no lo compra la rutina ni el antojo del dinero,
en las calles de la vida hay amor que es verdadero.
Ágiles y despiertos seguirán mis sentimientos,
son veleros contra el sol de una tarde de verano,
seguros se van quedando, se está escribiendo la historia,
quizás olvides mi nombre pero estaré en tu memoria.
Pedro Eugenio Ferrer
©Todos los derechos reservados
"Solo el amor nos muestra que la eternidad existe"
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DUNA