apacigua la tormenta para ver tu paso
por esta estela que aun me saben atí.
Soñador de ilusiones, que recoge de estos
sembradíos la dulzura y la esperanza de
que vuelvas a dejarte ver.
Aturdido de tanta belleza, veo con triste pesar
que tus ojos se fijan más en otros, partiendo en dos
mi noble e hiriente corazón.

