Mensaje
por Luis Hernandez » 08 Feb 2004, 11:31
Haz mirado el sol al despuntar el alba,
Mientras sus rayos lamen el borde del alfeizar de tu ventana?
Una luz que se derrama perfectamente sobre tu lecho,
Y acaricia amoroso tus cabellos,
Lentamente la habitación
se inunda
con
mi
presencia.
La pregunta, esa bella y porfiada dama, siempre nos ha acompañado cuando se trata de desfacer los entuertos de la vida. Preguntaban los homínidos al borde de la cueva, los hechiceros al pie de la fogata, los sacerdotes de Tebas al consultar el oráculo, posteriormente los astrónomos escudriñando el cielo, luego los filósofos al especular acerca de nuestros orígenes y proyecciones.
Posteriormente la interrogante, la cuestión es parte sustancial de la pesquiza (como se dice investigación en portugués), es ahora la base del conocimiento científico. Pero, ¿están todas las respuestas contenidas en un tratado científico?. Los filósofos ha desbrozado el camino a la verdad, ¿la han develado?. ¿Qué es verdad y qué no lo es? muchas veces esta sola pregunta ha sido parte de esta búsqueda. Empero, hemos olvidado de la propia naturaleza de la verdad, es decir ¿qué verdad es la que buscamos?.
"En verdad os digo" era la frase con la cual Jesús iniciaba su prédica, "Soy amigo de Platón pero más de la verdad", "Veritas vos liberabit" (la verdad te liberará), la verdad busca sentido en el propio acto de los hombres. Una verdad desligada de los medios para su realización es solo idea. La verdad solo lo es cuando se comprueba en el terreno de los hechos. Una verdad ajena a la acción humana es sólo entelequia, aporía, resueltamente dogma.
Y el amor, es también una forma de verdad. La poesía, se convierte muchas veces en un enunciado que embellece la verdad del amor. Más las preguntas que el amor puede plantearnos, a veces, escapan al reino de este mundo. De allí mi consejo: Mira el cielo, allí estan las respuestas.
Las inmensas preguntas celestes, merecen también respuestas celestes, apolíneas. Allá, en el espacio, puede estar depositada la verdad de las pasiones de los humanos corazones. Hacía allá, por lo menos, hay que mirar para ver nuestro futuro.
Gracias a Rochi por compartir tanta celeste belleza.
L.H.
Luis Hernandez