con el sudor y lágrimas del músculo.
Ven, mujer
a sentir el aroma de los frijoles verdes
nacidos del surco emprendedor.
Ven a mi lado,
que el camino está dispuesto
para recibir la nueva primavera.
Ha llovido en nuestras almas
anegando los capullos
de nuestros sentimientos.
Pero, asomará el sol
comunicando variaciones
en la resurrección del titán
y el reclamar enarbolado.
Ven mujer,
ven, ven
a chapotear conmigo en el charco
nacido de sudor y tierra inmaculada,
porque ahí plantaremos alegría
y esperanza
para los hijos del pueblo.
Y en la noche,
cuando regrese el miedo,
relucirá en el cielo una verdad;
la de todos,
la del lodo,
el pendón del músculo,
un alborozo,
un abrazo unificado
y un copihue.
Ven mujer
¡La tierra está fértil!
¿Sembremos la esencia de la idea?
¡Ven que el tiempo se acaba!













































