Bajo el mar furioso de Elanchove,
nos citamos tu y yo.
En un refugio de algas, al abrigo de los peces indiscretos,
del cuchicheo de niños ahogados,
del perfil de barcos que se hundieron,
nos besamos cada noche,
tu y yo.
Disfrazando las palabras con burbujas,
sin respirar, absortos
en el milagro submarino
de este amor humedo
y nocturno, irreal,
como tu y yo.
Edgardo Linares

