Nuestras mirada se buscaron,
despertaron los sentimientos
y, como un caballo sin freno,
se desbocaron las pasiones
para ser dos cuerpos
fundidos en sólo uno.
Solo la arena, el mar y la noche
fueron los mudos testigos
de este amor que florecía
mientrás que en el negro cielo
poco a poco se despertaba
el nuevo y limpio amanecer
Rayando el alba
dos almas se fundieron
y, por magia de amor,
dos corazones juntos latieron.
Nuestros labios se atraian;
sedientos, con asia se buscaban
para en ellos calmar su sed
y el roce de nuestros cabellos
trazando en nuestra piel
mil senderos de caricias...
Despertó ya el día
nuestros cuerpos yacian en la arena
ya saciado el primer deseo;
y el sol bendició nuestro amor;
el que nació en la noche
rayando el alba


