
Es muy tarde, todos duermen,
reina el silencio y la oscuridad,
cierro los ojos en busca del sueño
pero es imposible,
solo viene a mi mente tu imagen,
el recuerdo de tus ardientes caricias
y los tivios besos que me exitan.
Mi cuerpo responde y se enciende
anhelando el roce de tu piel,
mis manos recorren senderos que
han marcado tus labios,
endurecen montañas al contacto con sus picos
y descienden por el velle
en busca de algun monte donde se puedan detener,
alli donde tu cuerpo endurecido encontro calor.
Acojedora caberna en donde dejaste el fluido de tu ser,
mezclado con el nectar que solo derrama el placer,
ese que mis manos no me pueden ofrecer.
Devuelta a mi realidad estoy sola en mi cama,
vibrando de deseo en esta noche tan larga,
envidiando a quien disfruta todo lo que yo anhelo,
la dueña de los momentos en los que
yo te no te tengo o aquella que cuando quiere
puede compartir tu lecho.