Soñé con horas libres y estridentes,
con primaveras de amor y de poesía,
y pude ver que el cielo de los pobres,
dejaba atrás esas lejanas letanías.
La crisis terminaba en otro cuento,
era de azul la realidad que yo quería,
y fui feliz al recordar el condimento,
que era sutil en cada verso que escribía.
Mi temple era argentina y orgullosa,
sedienta de coraje y de hidalguía,
y el tiempo recordó que el firmamento,
le dio a mis ojos la luz del nuevo día.




