<center><TABLE BORDER=1 CELLSPACING="45" CELLPADDING="10" background="http://img398.imageshack.us/img398/6517 ... 7qp8sp.jpg" WIDTH="640"><TR><TD BACKGROUND="http://img398.imageshack.us/img398/8840 ... 2wb4dd.jpg">
<center>

<center>
<center>

La morbosa quietud de la noche.
El silencio tardo de las estrellas.
Un frágil aspirar, ronco al espirar.
El inquieto serpentear de la lengua,
y un temeroso trepidar de la pluma;
fueron los adláteres sordos
de la casi expirada áurea lumbre,
que reflejaran luciérnagas pupilas.
El voluminoso éter invisible, indivisible,
suspendió el camino acostumbrado.
Negaba la purpúrea savia a galopar;
la contextura de la carne: fue…
La conciencia se embriago de recuerdos,
y un tibio poder, que levito tardío,
emanó del soma; convulsionando
el aposento, desfigurando el cálamo...
Un agradable frío invadió la piel,
-escudo de las carnes- ¡Soledad!,
se abrazo a ellas, como tantas otras veces…
¡Fue inútil!... El llanto lastimero del fiel can
hizo coro, a ese silencio. Mutismo aquel,
que fuera inspiración, aventajada o tardía,
de una pluma asida; de un aprendiz agónico…
Que ser poeta, pretendió algún día…
No estuvieron: quienes decían ser amigos;
ni la escribana, aquella que en un pasado,
arrancó su corazón, -sin que él muriera-,
la que entibió su lecho… Que con besos
ahogó las penas, que perfumó su pecho…
La que embriagó su sangre: con su sangre.
La que fue su desvelo, su inspiración,
tormento agónico, su muerte en vida…
La que hoy ni siquiera, llegar pudiera,
a ser, del cenotafio: la loza fría, yerta,
inmóvil, muda, opaca;
que aísle la roída osamenta y la orate pluma,
de la farsa terrenal…
La no escribana, del bardo…
mucho menos, la escultora del epitafio…
<center>

Guillermo Cano Botero
<bgsound src="http://www.tempoesia1.hpgvip.ig.com.br/ ... e_Amor.mid" loop="-1">
</CENTER>
</TD></TR></TABLE></CENTER></center>