
AMOR
El alma de las olas tiene fuego
y enciende el corazón, su lejanía,
no impide que sucumba el nuevo día
al calor inmortal que a ti te entrego.
Entre espumas de sal comienza el juego
y mi arena se aquieta en la bahía;
retrocede el dolor de mi agonía
y recojo tu siembra de labriego.
En las chispas que saltan de la hoguera,
se deslumbra el fervor de tierno amante
y mis ansias se funden al reclamo.
Nunca extinga la lluvia traicionera
el hechizo del beso navegante,
ni me robe, Señor, lo que más amo.
PILAR ELISA
( ELIMAR )<center>
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