Debí esperar que todo el tiempo me cobije,
en un azul celeste junto al mar,
y despertar de nuevo en primavera,
en una tarde soñada en mi rimar.
Busqué en mi vida mil flores verdaderas,
que descubrieran mis horas de ilusión,
y con sencillos matices que alegraran,
todo el color del cielo hecho pasión.
Y ante mis ojos pudo cambiar serenamente,
algo mi forma y mi modo de pensar,
cuando encontré en algunas luces fundamentos,
que dieron toda las fuerza a mi accionar.



