





I
Yo quisiera recordarte,
como llama incesante, abrazadora, alucinante,
cuan luna que seduce a que se ame y mas se ame,
cuan una novia de domingo... de domingo por la tarde,
y nunca olvidarte, siempre recordarte.
II
Que no daria porque en mi quede rendida, esa, tu imagen,
esa que impregnas en mis ojos cuan estela centellante;
cuando me llega de tus labios el sutil beso, beso que arde,
y enrredado en los matices de tu alma y de tu carne,
me entrego a la caricia de la sonrisa en tu semblante.
III
Yo... si, yo he de recordarte,
he de tejer nuevas memorias con tu alegria rebosante
he de vivir para contemplarte cada dia, cada tarde;
asi quieta como estas, asi hermosa! he de recordarte,
mi bien amada, mi mujer, mi buena amante.

