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La princesa luna
En esta noche oscura mientras la luna platea,
por las estrechas calles hay una sombra que pasea.
En su pupila,
hay una etérea mirada tranquila.
Y cuando a veces se detiene,
se puede ver que en sus labios tiene
una sonrisa, porque miranda a la luna
ve en ella como siempre que la mira, a una
pequeña princesita,
tan bonita;
y la sombra pensando que el amor todo lo alcanza,
en su inútil esperanza,
tiende la mano,
en vano;
pero la brillante luna cual figura de porcelana,
se mantiene cada vez más lejana;
y la sombra todavía con la mano tendida, la mira,
mientras su alma suspira.
Y aunque en esa mirada
no reprocha nada,
su silencio es la mejor palabra,
porque es cuando el corazón habla;
cuando el alma sus deseos transparenta,
sin darse cuenta;
y entonces grita desesperado: ¡por Dios!
¡qué difícil es ser dos!
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