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Miré al cielo y ví
a un ave volar...
En ese inmensidad
y en un color sin igual,
sus alas planeaban suavemente...
parecian, invitandome a volar
Las plumas de su pecho
brillaban a los rayos del sol,
era rojo, intenso como mi sangre.
Esa ave, era la mensajera
de más allá...
Se posó sobre un árbol.
Y...comenzó a cantar
un trinar bello, triste
que hacia llorar, bajó
hacia el prado
y me le quise acercar
temerosa me detuve .
De su pecho gotas de sangre brotaban
y al mirarme, sentí que padecía
pobrecilla!..
en su pecho una espina clavada tenía
la tomé suavemente en mis manos
y le arranqué, lo que la hacia sangrar.
Le dije quiero ir contigo
llevame a ese mundo desconocido...
yo también...tengo una espina clavada
en mi alma.
Acurrucada en mi mano
me miro extendió sus alas y echo a volar...
Cantaba , era un coro de angeles
revoloteaba a mi alrededor
en su trinar, escuché mil voces celestiales
que me decian
tu alma ya no sangra y no lo hará más
no estás sola y nunca lo estarás
Miré a la bella avecilla
con su suave pico, puso en mis labios
unas gotas de rocio
que bebió de unos petalos de rosa
y me los puso en mi boca
era la savia pura de la vida misma
Echó a volar , hacia el azul infinito
y mi cuerpo, mi mente y alma se inundó
de una gran dicha...
esa era el espiritú de mi Señor
diciendome que el también sufría...
por los que no teniamos alegría
me vino a dar la esperanza
la fé y la vida


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