Sus aguzados ojos siempre hacia abajo miran,
Pues su futura víctima nunca esta encima.

Despega la blanca paloma en su matinal vuelo,
No anda de caza, nunca lo hace, erguida la cabeza, lustroso el pico, sus níveas alas orgullosa despliega.

Se descuelga el cazador desde el alto cielo, la presa es fácil, o al menos eso cree,
Sus mortales garras laceran la tierna carne y arrastra a la dama hasta su cubil,
La tiende hacia arriba y se apresta al banquete, la mira una vez, tan solo una vez, desgracia la suya ya no habrá comida,
Dos rayos verdes de sus ojos parten no acostumbra a pensar, pero esta vez lo hace

Que ojos tan limpios, que pico elegante, que cuerpo agraciado,
Se tendió a su lado y lloró con ella, juró que sus heridas él las sanaría.
Pasó el tiempo y la blanca paloma cada mañana levantaba el vuelo, a cada rato mira hacia arriba y casi sonreía
Alguien de lo alto la veía pasar,
La presa se convirtió en un sueño y el gavilán se volvió guardián .

