Huellas

[Hori]

HUELLAS

Aquella mañana, el hombre se miró en el espejo, como tantas veces lo había hecho habitualmente; entonces pudo darse cuenta que en su rostro había algunas pequeñas marcas, algunos le dicen arrugas, pero el se dijo: “paso del tiempo”; comprendió entonces que todas aquellas marcas solamente eran las cicatrices que le ha ido marcando la vida; claro hay dos clases de cicatrices, las que te deja el dolor y las que te deja la alegría.

Fue entonces que comenzó a analizar cada una de ellas, fue recordando en que momento se fueron insertando en su cuerpo; tenía unas pequeñas marcas en los vértices de sus ojos, eran pequeñas, finas y con una terminación curvada apuntando hacia sus mejillas, pensó entonces, estas son de dolor, han sido provocadas por el llanto y por la angustia; entonces recordó cada uno de aquellos momentos por los que tuvo que transitar.
Un gran dolor, tal vez, provocado por incomprensión; el dolor por haber perdido a personas que significaron mucho en su vida, algunas para siempre, y otras por el simple y siempre cruel olvido.
Entonces comprendió que cada una de esas cicatrices le hacían comprender que en su interior hay capacidad para el recuerdo, el cariño y la emoción; no eran huellas, en definitiva, que no tuvieran motivo para estar allí.

Muy poco por arriba de las anteriores cicatrices, encontró unas mas rectas, pensó entonces, a que momento se debían, supo en ese momento que fueron provocadas por un gesto adusto, que las fue creando en aquellas oportunidades donde tuvo que tomar decisiones que pesaban en su ánimo, pero que irremediablemente debía tomar.
Entonces se sintió agradecido por haber tenido las fuerzas necesarias para haberlas provocado; también comprendió que había un motivo para que estén allí.

Encontró también otras, pero con una pequeña curvatura hacia su frente, de esas, estaba seguro que eran el fruto de muchas de sus alegrías; allí estaban guardadas la mayor parte de su vida, fueron provocadas por el solo echo de sentir por primera vez que le decían “Papa”, y particularmente porque esa situación fue multiplicada por dos.
También lo provocó la satisfacción de haber cumplido su rol por la vida, por creer que lo que ha dicho y echo estaba bien.

Siguió buscando, pero se dio cuenta que le costaba encontrarlas, y no era porque allí no estaban, solo que necesitaba un aumento para verlas, claro el tiempo ha pasado, era el momento de visitar al oculista, entonces, cuando volvió, ya con un par de anteojos relucientes, también se dio cuenta, que aquellos lentes eran parte de sus cicatrices; si en definitiva, cada una han sido provocadas por el paso del tiempo, arrugas que le dicen, ¡qué sabrán los que la llaman así!.

Entonces comprendió que todas aquellas marcas de vida le provocaban felicidad, pues se dio cuenta que había vivido, había existido, que de ninguna manera había pasado por la vida de una forma singular, que, al igual que en su rostro, en ella había dejado cada una de las huellas por el camino que había transitado.

Aquel hombre que, sin ser conformista, se sintió satisfecho de atesorar cada una de aquellas cicatrices, comprendió entonces que el paso del tiempo es, solamente, la necesidad que tiene todo ser para poder aprender, y por sobre todas las cosas vivir las circunstancias que la vida le tiene programada para el.

Horacio

[D_Fanny]

todos tenemos cicatrices en nuestra vida
muy lindo tu escrito hori

[dayami]

PRECIOSO

dAYI

[Gaviota Marín]

Las huellas de Jesús dejada en la arena nos ha inspirado a todos. Ral que nos ha llevado a mirarnos frente al espejo nuestras huellas y nos damos cuenta que la vida ha pasado sobre nosotros.

Tu amiga: Gaviota Marín.

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