
Esos viejos fantasmas
Vienen las marcas de viejos fantasmas, mi mente se nubla al ver en mi presente viejas heridas...
Cómo controlar las lágrimas derramadas cuando no se fundieron en el mar del olvido.
Añejas penurias repercuten en mis sienes, Nebulosas de temor y desconfianza camuflan la tristeza de mis ojos , y parece distracción.
Suelo perder mi mirada... en algún punto del pasado, en un gris paisaje, frío invierno el que emana de los poros sensibilizados de mi piel.
Alma y carne se compenetran, se reflejan y se autodeterminan.
No beses la amargura de mis labios, Ni bebas la angustia de mi piel, cosecha las Madreselvas y los Jazmines que plantaste en mis ojos con tus tiernas pupilas, Arranca la raíz del temor que otros han sembrado en mis sentimientos.
Tienen mis entrañas los más dulces frutos para tu boca, esos, Ángel mío, debes probar. No veas las angustias en mí, que me reflejaré amargo y aburrido, mis senderos tienen espinas, pero tú puedes disolver la savia amarga con tu dulce miel.
Mi cielo tiene estrellas y misterios inconmensurables para alumbrar tu camino, eso, Ángel mío, es lo que debe captar tu alma.
Hay amaneceres en mis sueños y nuevos pimpollos de ilusiones... déjalos florecer...y seré el prado más virgen y puro, te llenaré de energía y te recompensaré.
Te dedico todas mis flores y frutos, eso es lo que debes aferrar entre tus manos bondadosas.
El resto... el tiempo lo dirá, no es tu culpa este dolor, mi alma se está purificando y brillará la confianza en mis sentidos nuevamente, soy tuyo déjame amanecer.
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