iluminada por la luna,
y acompañada por el silencio de madrugada.
Acogida por la delicadeza del viento,
que se enreda levemente en mi cuerpo,
y me eleva como tornado impetuoso,
hasta la brisa de la mañana,
como petalo solitario,
sin rumbo ni descanso.
Sueño entre las estrellas,
que me ciegan con el brillo de sus encantos,
y oigo cantar a la luna,
una melodia dulce,
que rompe en mil pedazos mi llanto.
Sueño tras la ventana,
que vuelvas a estar de nuevo entre mis brazos. atte: ana hernandez


