Siempre habrá un lugar,
Donde las ilusiones encontrar;
Aquél donde inventar
Deseos imposibles de lograr;
Donde los dolores no son tales,
Y los amores crecen inmortales;
Donde fantasía y realidad,
Se entrecruzan en un mundo de verdad,
Donde el sueño consciente y real,
Se pierde en la verdad de lo irreal.
Siempre habrá un lugar,
Donde los quebrantos deshacer;
Aquél donde el padecer se vuelve placer,
Y surge envuelto en magia, otro lar;
Donde se siente la fuerza de olores y colores,
Y se vislumbra la forma de los sentidos;
Donde te acompaña y te enamora,
Aquél que en la vigila ausente está;
Y juntos en el mundo de los sueños, amando van,
Naciendo de sus caricias, besos y embelesos,
Un hijo envuelto en sedas de sueños, de ilusiones y de amores.
Hijo de sueños, por nombre llevarás,
Y nuestro mundo de sueños, por hogar tendrás;
En él vivirás protegido de la maldad,
Que existe, tristemente, en nuestro mundo real;
Nunca nadie podrá herirte sin razón,
Tampoco enturbiar tu limpio corazón;
Te cobijará en tus noches solitarias y frías,
Mi alma llena de ternuras y tibiezas;
Y de su pecho te alimentarás,
Beberás de sus senos,
El tibio y dulce néctar de su esencia;
Y crecerás en nuestros sueños,
Querido, hermoso, justo y perfecto.
Y cuando llegue la hora final,
En que al morir nuestros cuerpos, con ellos,
También se vayan nuestros sueños,
Entonces,
Hijo de los sueños,
Serás tú quien nos cobijes,
Con tus alas de ilusiones y de sueños.
DIANA

2003