aburrido, asfixiante y lleno de monotonía;
de reflexiones, deseos y silenciosa agonía,
por estar solo y sin sentido,
teniendo en el regazo de la nostalgía,
la maldición de un poeta perdido
en la inmensa oscuridad del encierro;
prisionero, melancólico y carente de magía,
mientras desciende su alma en un funebre entierro.
Hoy es como ayer
y el ayer como la espera del mañana,
la continuidad del ser
y el silencio que mi bohémica voz profana.
Sería mañana mejor que hoy,
pero peor que el día siguiente;
otro día común y corriente
de ser lo que soy.
Soy prisionero de la vida
y fugitivo de la misma.
Soy un ángel en mis sueños
y demonio en pesadillas;
aterrador destructor de villas
y fiel predicador de ensueños;
habitante de mundos pequeños
y solitario recorredor de millas.
Soy fabricante de esperanzas
y el peso que desequilibra las balanzas.
Hoy soy
y mañana seré.
Hoy doy
y mañana quizás tendré.
