

Si, lo confieso,
confieso ser un amante
de su belleza,
confieso deleitarme
Con el esplendor
de sus ojos, ternura
de una doncella...
Si tan solo mi boca
rozara sus labios,
miel silenciosa,
resplandor de la
rosa secreta,
purificación de este
híbrido destello
en el horizonte...
Si, lo confieso,
confieso que moriría
por estar al lado
de su gracia que
envuelve su constelación
de dones y estrellas...
Si tan solo viajara
a esa selva verde,
perfume sagrado de
praderas, cúpula,
materia profunda,
Sería como un niño
dentro de tú ser,
sumergido y atado
a esa región transparente...


El día se ha cerrado
y sellado con este
fulgor emanante
de tú ser, aurora de
tú dulzura, ciénaga
de elixir que resbala
tiernamente y navega
profundo por tú cuerpo;
producen envidia en la
expansión crepuscular...
Tocaré la tierra,
sentiré, tus pasos desnudos
en la profundidad del
Nirvana, te acompañaré,
seré un sonido invisible
que hablará a las puertas
de tú corazón...
Mi sueño terrestre
es tener tus manos
de brisa, suaves uvas,
dueñas de mi redención...


La delicadeza y sencillez
en la que descansa tú rostro
de amaneceres palpitantes
junto al jardín de fragancias
que guarda el aroma de tú piel,
invitan a que del cielo caigan
dos destellos de ternura y posen
en tus ojos,
Dueños de la calma,
Dueños del deseo ardiente y febril...
Ni el crepúsculo que lentamente
muere y de su alma brota
una tierna expansión poderosa,
donde escondido esta el
sentimiento de su pureza,
No se compara con el
milagro de tú cuerpo...


Mientras un beso cautive y encienda
el silencio de la caricia,
Mientras al mirar el reflejo de la luna
sea el reflejo de tú ausencia,
Mientras una rosa tímida y frágil transmita
el aroma improfanable de tú caricia,
Mientras que en tú interior sientas el
ávido deseo de soñar,
Mientras que el manto primaveral lleve
el espíritu de la boca del verso,
Mientras que a través del lenguaje del amor
Pueda hablar el corazón,
¡Habrá mi deseo inalcanzable,
De soñarte a mi lado princesa!...




