
Para Marta, mi loca particular de Ciempo..., para que aprenda a ser roca y luna al mismo tiempo
Acaecido en un tiempo donde el amor, la vida y la muerte asumían formas caprichosas...
CANTIGA DEL MEGALITO
I
En la noche de la encrucijada
se alzó el acero armado
venía a herirle en su pecho
por haber traicionado a su amado.
El dolor la partió el corazón
por no saber decir a tiempo adiós,
en la noche de la luna llena
ella se murió de pena.
Se subió a la barca de Caronte
para poner fin a su efímera existencia,
en la noche de los muertos
el bosque aulló de vergüenza.
Se cubrió con la negra tormenta
se vistió con la verde hiedra,
gritó a sus antepasadas meigas
que la dejaran ser estrella.
Más ellas se rieron
del éxtasis acaecido junto a la luna llena,
y decidieron elevarla roca
prisionera de la Tierra.
Cuando pases caminante cerca del río
párate y escucha un cantar
de cómo un megalito llora
contemplando a una luna nacarada.
II
Y llegaron los carros de fuego
escupiendo a aquel viejo mausoleo,
el megalito herido se derrumba
sin la presencia de su luna.
¡Oh!, la luna se retuerce
al descubrir que su amada ya no la pertenece,
consulta a las estrellas
más nadie sabe que ha sido de la roca prisionera.
Se desespera en la noche
e invoca a las viejas meigas
que lo ayuden en la odisea
de ser una luna justiciera.
¡Mas las meigas ocupadas
en pócimas y conjuros están,
a la luna no se prestan a escuchar
no tienen ganas ni tiempo que agotar!.
Millones de estrellas caen del cielo
son las lágrimas de la luna sin sentimientos,
el olor a quemado arrasa el bosque entero
son los cuerpos de las meigas por su desprecio.
III
¿Y qué fue del megalito,
aquél que ya no fue visto?.
Eolo apiadándose lo envolvió
y por la Tierra lo sembró.
Es canto rodado en el río
suave, delicado y fino,
es grano de arena en el desierto
cálido y frío al unísono.
Es impetuosa y valiente
pues como montaña se defiende,
es erótica y sensual
pues sirve de lecho conyugal.
Es el consuelo de los lamentos
y la sepultura de los cuerpos interfectos,
es la vida en los campos,
es el tapiz de los humanos.
IV
La luna anhelosa
no se conforma ante la pérdida de su diosa,
con cuatro trajes se engalana
para soportar el dolor de su roca.
La luna en su metamorfosis
busca la forma de poseerla por un día,
¿cómo ser levante y poniente,
noche y día, Oriente y Occidente?.
Se reunieron todas las Fuerzas
y los Elementos de aquel lugar,
decidieron que al Sol le correspondería
llevar a cabo tal bondad.
V
Desde cosechas inmemorables
y una vez cada múltiples años,
el Sol se viste de noche
y la luna florece como día.
Juntos consiguen el momento
del punto culminante,
unir placer y dolor al mismo tiempo
fundiéndose en un solo cuerpo.
VI
Cuando vayas de paso caminante
párate y escucha este romance,
no hay cosa más sólida
que el amor entre la luna y la roca.[/align]