y se arrastra incesable a través de mis entrañas,
desgarra desde adentro todos mis sentidos
me quita el aliento, nubla mi vista, deja migrañas
y cada súbito pensamiento de esperanza
con una daga oxidada, sus alas mutila;
por qué bebe como vino mientras danza,
la sangre que corre por mis venas,
se alimenta de mis miedos y me aniquila,
poco a poco hace crecer mis penas.
No es por amor que se venga de mí la soledad,
no es por amor que se aprovecha de mi mártir corazón
y gana terrenos, gana los cielos, en la locura y la razón;
es por falta de éste, que se crea la tempestad,
es por falta del sentimiento ingenuo que aún no entiendo,
que toma por sueño tan solo una mirada,
que toma por vida tan solo una sonrisa.
Ese sentimiento que nace con la brisa,
está presente en el mundo en constante movimiento
y cada alma que toca queda enamorada.
Pero no toca aún mi puerta, sigue el vacío dentro de mí;
en una profunda e infinita caída, suelta su peso;
mientras cae por fatiga, por falta de un beso,
surge un pensamiento: “no te conozco, pero muero sin ti”.
