
Vi en tus ojos algo.
Una expresión de dolor.
Vi en tu rostro algo.
Una mueca de tristeza.
Vi en tu cuerpo algo.
Un desánimo total.
Te vi y me dolió el verte así.
Me dolió ver tus ojos doloridos
por mi causa.
¡Tenías una expresión de incredulidad
y dolor que no soporté tu mirada!
Sólo quería huir de ahí, que no me vieras
más así.
No quería verte más así, con un andar
cansino y un rostro inundado de dolor.
Todo por un malentendido.
Todo por mi cobardía de no hablar y
buscarte para explicar la situación.
Pero de algo me di cuenta también al
verte así.
Me di cuenta que me amas.
¡Sí me amas!
Pues aunque tus palabras y tus actitudes
digan que no, tus ojos ese día me dijeron que si.
Lástima, algo tarde te has dado cuenta de eso.
Ahora que ya no te amo...
