CUANDO EMPEZO A PERDERSE EN LA NEBLINA
“Eternamente adelante
pero siempre mas allá...”
Teddy Risech
“A Teddy Risech in memoriam…”
Mi madre nació abriéndose paso por todos los signos del zodíaco.
trayendo un universo cotidiano a la música que la vio nacer.
Creció como un tornado en el seno de una familia promedio
que no entendía de su irregular comportamiento de niña
allá adonde el tiempo llega a ser un remolino de la historia.
y la vida se vuelve común llena de conciertos, juventud y triunfos.
Muchos antes que yo, vieron el avance impetuoso de Teddy
que lo miraba todo con ojos desmesurados en la vida diaria,
ojos que miraban como si lo miraran todo por última vez,
sin saber aún cuál era en realidad el planeta que sus plantas pisaban.
Ese planeta que le entró por la mirada y corrió a buscar
sus manos tan llenas de la distancia que separa el amor de la vida,
y de los buenos sueños que hacen flotar
las cosas más simples y más insignificantes
y que nos hacen apurar el paso a través de todos nuestros logros día a día.
Y así, como el florecer de las hierbas frescas,
sus años tomaron constancia del tiempo que la apresuraba día a día,
con la resonancia de sus primeros cuatro años de vida.
Teddy no vaciló en suplantar a su maestra de Kindergarten
alargando un poco las raíces musicales e interpretando a Rachmaninoff
en vez de los cánticos infantiles usuales de los niños de su edad.
Así alargó raíces y se afianzó a esta tierra con el signo de los elegidos,
ese signo que da gloria, da la fama, trae la soledad y el llanto,
y arrebata la felicidad a los pocos dotados que lo poseen,
ese signo de los genios que nacen tan conocidos y sin embargo tan desvalidos,
ese signo que muy pronto arrebató su existencia sublime.
Teddy buscaba una experiencia insustancial
que aquí en la tierra nunca encontró.
Una vivencia de signos astrológicos, una carta astral
hecha en el universo para ella,
y para las adolescentes Piscis que fueran pianistas de concierto
que también quisieran ser felices y tener hijos y familia como todo el mundo.
Diríase que vino a este mundo a encadenar todos los momentos
que entrelazan los días con las noches y las lluvias con el sol.
Ese día en que se huye del cielo y de las nubes por desesperación.
Sin embargo resignada a su suerte ella lo juzgó todo, lo aclamó todo,
y se decidió a cambiar su juventud de triunfos, de remuneración económica,
y de fama trascendida a nivel de este planeta,
contando solo veintisiete años, por la necesidad de tener un hijo,
un descendiente que le mandaran los dioses del Olimpo, como ella decía,
gran admiradora de la Mitología Griega,
poniendo a cambio su preciosa vida por precio.
Ese hijo fue enviado a la tierra hecho de arcilla de la erosión
y Teddy fue feliz y los dioses cobraron su precio,
y regresaron a Teddy al Olimpo y dejaron a su hijo
mezclando colores y tristezas a los dos años y medio de edad.
Hoy el hijo escucha en noches de estrellas claras, aún su piano muy lejos ya,
y recuerda aquél mediodía que el Olimpo bajó y la elevó a los cielos,
aquél triste día cuando Teddy empezó a perderse en la neblina…
PANCHO VARELA
Nov 11 2003
7:50 PM
CUANDO EMPEZO A PERDERSE EN LA NEBLINA
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Tu madre,
la artista,
su hijo...
me he quedado
sin palabras.
Ave
la artista,
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me he quedado
sin palabras.
Ave
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RE: AVELLANEDA
Gracias Avellaneda,
por ahí empezó mi historia.
Mil besos.
Gracias por leerme.
PANCHO
por ahí empezó mi historia.
Mil besos.
Gracias por leerme.
PANCHO
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RE: NEO
Gracias Neo, un placer
PANCHO
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